El Pecarí labiado (Tayassu pecari) es una de las tres especies de Pecaríes del Neotrópico. La distribución del Pecarí labiado se extiende desde el sur de México hasta el norte de Argentina. En Argentina habita las provincias de Salta, Jujuy, Formosa, Misiones, Chaco y Santiago del Estero y se habría extinguido en Tucumán y Corrientes en tiempos recientes. Los Pecaríes labiados son animales gregarios que se mueven ampliamente en el paisaje y que requieren extensas áreas para sobrevivir. Sus movimientos responden en parte a cambios en la disponibilidad de frutos en sectores de su hábitat y a las fuentes de agua. Las piaras de Pecarí labiado frecuentemente exceden los 100 individuos, aunque se han observado grupos entre 5 a más de 200. 

El Pecarí labiado está categorizado como Vulnerable a nivel global (UICN 2014) y a nivel nacional En Peligro. El área de distribución actual de la especie es un 79% de su distribución histórica. En Argentina se ha reducido en un 63% y se encuentran grandes áreas donde habitan poblaciones fragmentadas con bajas probabilidades de supervivencia. La combinación de transformación del hábitat y deforestación es la amenaza más importante para el Pecarí labiado, seguido de la cacería y el crecimiento de la población humana y la ganadería y extracción de recursos. Sólo el 8% de su distribución actual se encuentra en regiones donde el uso del suelo ha producido un alto grado de alteración, tales como urbanización, pasturas y cultivos. El 81% del área de distribución donde el Pecarí labiado se ha extinguido o tiene baja probabilidad de supervivencia, se encuentra en las áreas con alto grado de alteración del hábitat. En cambio, en las áreas con bajo grado de alteración, el 70% de la distribución del Pecarí labiado está clasificado como conteniendo poblaciones con alta y media probabilidad de supervivencia. Particularmente en las Yungas argentinas, esta especie ha sufrido una reducción drástica en su distribución en los últimos 20 años, habiéndose extinguido localmente en algunos sectores aún en buen estado de conservación, sin conocerse en detalle las causas principales de esto. Para conservar al Pecari labiado es necesario mantener corredores ecológicos y conexiones naturales entre poblaciones de piaras.